¿Por Qué mi Crema o Aceite Natural ha Cambiado de Color?
- Félix Corral

- 22 oct
- 2 Min. de lectura

Abres tu sérum facial favorito y notas algo diferente. Quizás su tono dorado es un poco más ambarino que el del último frasco, o su aroma a hierbas parece más intenso. La primera reacción, condicionada por décadas de consumo de productos industriales, suele ser de duda: ¿se habrá estropeado? Sin embargo, en el mundo de la cosmética natural, este pequeño cambio no suele ser un defecto, sino todo lo contrario: es la prueba visible de su autenticidad y una hermosa lección sobre la naturaleza de los ingredientes "vivos".
La industria cosmética convencional nos ha acostumbrado a una uniformidad impecable. Un producto fabricado hoy es idéntico al que se fabricará dentro de dos años gracias a un arsenal de aditivos sintéticos. Los estabilizantes químicos garantizan que la textura nunca varíe, los colorantes artificiales (esos códigos CI que vemos en las etiquetas) aseguran un color exacto lote tras lote, y las fragancias sintéticas ofrecen un aroma que jamás fluctúa. El objetivo es crear un producto estático, predecible y desconectado de su origen.
La cosmética natural, en cambio, se enorgullece de su conexión directa con la tierra, y la tierra nunca es estática. El color de una crema natural proviene de los aceites y extractos botánicos que contiene. Por ello, está sujeta a las mismas y maravillosas variaciones de la naturaleza. El aceite de caléndula extraído de flores recolectadas en una primavera lluviosa puede tener un tono más pálido que el de una cosecha de un verano seco y soleado. Un aceite de aguacate puede oxidarse ligeramente en contacto con el aire y adquirir un matiz más profundo, un proceso completamente normal.
Estos cambios son un sello de calidad. Indican que el producto que sostienes está libre de los químicos innecesarios diseñados para enmascarar la verdadera naturaleza de los ingredientes. Es un signo de que tu crema está "viva", reflejando el ciclo de la planta de la que nació.
Por supuesto, es importante distinguir esta sutil evolución de un producto en mal estado. Mientras que un ligero cambio de color o aroma es normal, un olor claramente rancio, la aparición de moho o una separación drástica de la fórmula sí son señales de que el producto ha llegado al final de su vida útil.
Así que la próxima vez que notes una pequeña variación en tu cosmético natural, no te preocupes. Celébralo. Es la firma de la naturaleza, un recordatorio de que estás aplicando sobre tu piel algo puro, honesto y lleno de vida, en lugar de la predecible uniformidad de un laboratorio.
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