Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus Von Hohenheim también conocido por Paracelso; creo que su estrambótico nombre invita a llamarle así. Este médico, teólogo, filósofo, alquimista y astrólogo de origen suizo allá por el siglo XVI, fue el reformador de la Medicina en la era de la reforma. Escritor de numerosa documentación médica entre otras de la época; contrariado por numerosos colegas de profesión de aquel entonces ha sido reconocido como uno de los grandes en la materia que a día de hoy sigue teniendo muchos adeptos. De hecho, hoy por hoy, existen miles de empresas que se dedican a los tratamientos con medicina natural y con muy buenos resultados si se aplican correctamente por supuesto. Amodo de reflexión os subo un texto producto de su extenso trabajo del que estaba muy seguro, muy entusiasmado y nada dispuesto a que le arrebataran sus conocimientos.
“El arte de confeccionar fórmulas está en la Naturaleza, y ella misma las confecciona. Si ha puesto en el oro lo que corresponde al oro, ciertamente, lo mismo ha hecho en la violeta ... Entendedme bien: la fuerza que a todos es inherente es unitaria y sencilla, no está dividida en dos, tres, cuatro o cinco, sino que es un todo indiviso... Este arte está en el extraer y no en el componer, está en conocer lo que está oculto en las cosas y no en su composición y costura. ¿Qué pantalones son los mejores? Los de una pieza. Los remendados y parcheados son los peores ... La Naturaleza ha dado poder a las plantas y las ha compuesto como deben estar compuestas. Aprended pues para que los entendáis y los conozcáis, y no de manera que al final os entendáis a vosotros mismos pero no a la Naturaleza. La Naturaleza es el médico, no tú. De ella tienes que sacar, no de ti; ella confecciona las fórmulas, no tú. Mira por enterarte de dónde están sus farmacias, dónde están escritas sus virtudes y en qué recipientes se guardan.
Todo lo exterior en la Naturaleza muestra un interior, porque la Naturaleza es tan interna al hombre como externa. Un ejemplo... Igual que las hierbas están juntas en una farmacia y se pueden coger, y en una se pueden encontrar más y distintas hierbas que en las otras, así también hay en el mundo un orden natural de las farmacias, al ser por así decirlo farmacias todos los campos y praderas, todas las montañas y colinas. Han sido puestas a nuestra disposición y entregadas por la Naturaleza, y con ellas debemos llenar las nuestras. La Naturaleza entera es como una sola farmacia, cubierta tan sólo por la bóveda celeste; y Uno lleva el mortero mientras dure el mundo. El hombre en cambio sólo la tiene en parte, y no toda; él posee algo pero no todo, porque la farmacia natural supera la humana”.
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